El clasicismo musical es un periodo de la historia de la música que se desarrolló aproximadamente entre 1750 y 1820, marcado por un estilo claro, equilibrado y armonioso. Surgió como una reacción al barroco, priorizando la sencillez, la simetría y la expresión natural de las emociones. Se caracteriza por estructuras formales bien definidas, como la sonata, la sinfonía y el cuarteto de cuerdas, y por un énfasis en la melodía cantabile y la armonía funcional.
Este movimiento coincidió con el auge de la Ilustración, reflejando sus ideales de racionalidad, claridad y búsqueda de la belleza universal. Compositores como Joseph Haydn, Wolfgang Amadeus Mozart y Ludwig van Beethoven son figuras centrales de este periodo, cuyas obras sentaron las bases de la música occidental y siguen siendo fundamentales en el repertorio clásico. La música del clasicismo no solo deleita por su elegancia y equilibrio, sino que también marcó un avance en la expresión emocional y en la interacción dinámica entre instrumentos, influenciando profundamente el desarrollo de la música romántica que le sucedió.